El derecho de todos los pueblos del mundo es contar con alimentos como base para la subsistencia humana, así la carta de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, menciona: El derecho a la alimentación es un derecho humano, reconocido por la legislación internacional, que protege el derecho de todos los seres humanos a alimentarse con dignidad, ya sea produciendo su propio alimento o adquiriéndolo. Para poder producir su propio alimento, una persona necesita tierra, semillas, agua y otros recursos, y para comprarlo, necesita dinero y la posibilidad de acceder al mercado. El derecho a la alimentación requiere, por tanto, que los Estados proporcionen un entorno propicio en el que las personas puedan desarrollar plenamente su potencial para producir o procurarse una alimentación adecuada para sí mismas y para sus familias. Para comprar alimentos, una persona necesita una base de ingresos adecuada: el derecho a la alimentación requiere que los Estados garanticen, por consiguiente, políticas salariales y redes de seguridad social que permitan a los ciudadanos poder realizar su derecho a una alimentación adecuada. La región del sureste asiático se distingue por ser la zona donde existen más niños hambrientos, debido a que la discriminación de género obliga a las madres a subsistir con escasas dietas de comida, pero África sigue siendo el continente donde fallece el mayor número de niños del mundo. El documento, titulado ‘Índice de Hambre Global’, se encarga de medir la malnutrición infantil a través del desarrollo físico de los niños y de la cantidad de vitaminas y minerales incluidos en su dieta. Pero esto no es suficiente debido a que a diario mueren cerca de 19,000 a 25,000 niños diariamente. Paradójicamente se celebra cada 16 de Octubre desde el año 1979 y organizado por la FAO el “Día mundial de la alimentación”.
El hambre es total, las mujeres en áfrica tienen como única salida el hacer creer y pensar a los niños que esperen por su alimento que nunca llega, aun así los niños siguen pidiendo “Mamá tengo hambre
Muchos colocan sus prendas de vestir, ropa para cocinarla con un poco de agua y dar de beber a sus hijos, algo que sepa a sal. No existe llanto, porque el cuerpo funciona con agua y como no se tiene ni para beber, cómo puede existir lágrimas, así las expresiones de la cara son solo de tristeza, de dolor, de amargura, de rascar las ollas para encontrar las migajas o las sobras que otros dejaron. Cuerpos famélicos, manos huesudas, sin ganas, solo esperando ver pasar los días sin alimento, durmiendo para no recordar que hoy debería haberse comido algo. El dolor de las madres por ver a sus hijos morir sin darles qué comer es sin duda la película viviente más terrorífica y devastadora que estamos presenciando a diario a través de los medios de comunicación. Somos participes de la agonía, del último soplo de vida de los niños que sucumben ante el hambre. Hombres sin fuerza, recorriendo largos caminos para llegar y salir de los lugares desolados, donde la nada comienza a avanzar y avanzar, pero va mas rápido, así muchos se quedan en el camino sin haber logrado nada, nada en esta vida. También de manera dramática comiendo lodo con sal y aceite como en Haití, haciendo pensar que es el pan de cada día pero lamentablemente no está elaborado de harina. Una mujer caminó durante dos semanas con su hija de un año a cuestas sobre su espalda. De la mano, llevaba a su hijo de cuatro años, mientras escapaba de la sequía y la hambruna en Somalia. Cuando el niño desfalleció, cerca del final del recorrido, la mujer le echó en la cabeza algo de la poca agua que le quedaba para reanimarlo. Pero el menor estaba inconsciente y no podía beber. La mujer pidió ayuda a otras familias que seguían el mismo camino, pero ninguna se detuvo. Todos iban preocupados por su propia supervivencia. Entonces, la madre tuvo que tomar una decisión que nadie querría tener que enfrentar jamás, dejar al pequeño a su suerte. Desde la década de los 90 la mortalidad sigue aumentando en el centro y en el oeste de África, pero los objetivos siguen sin cumplirse, en parte por la falta de sensibilización internacional, Mundial y de los Pueblos. La FAO afirma en su informe que los hambrientos del mundo ascienden a hora a 842 millones, habiendo aumentado en 18 millones más durante el decenio de los noventa. Bangladesh, Haití y Mozambique se encuentran a la cabeza de los más necesitados por las privaciones. Le siguen India, Indonesia, Nigeria y Pakistán. En África las tierras cultivables carecen de irrigación. Mientras vemos estas carestías, en países con recursos vemos que se tiran al mar toneladas de alimentos, o se entierra la sobreproducción. Vivimos en un mundo de abundancia. Hoy se produce comida para 12.000 millones de personas, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), cuando en el planeta habitan 7.000 millones. Comida, hay. Entonces, ¿por qué una de cada siete personas en el mundo pasa hambre? Volviendo al principio, ¿por qué hay hambre en un mundo de abundancia? La producción de alimentos se ha multiplicado por tres desde los años sesenta, mientras que la población mundial tan solo se ha duplicado desde entonces. No nos enfrentamos a un problema de producción de comida, sino a un problema político. Es una cuestión de justicia social y políticas de redistribución. Si queremos acabar con el hambre en el mundo es urgente apostar por otras políticas agrícolas y alimentarias que coloquen en su centro a las personas, a sus necesidades, a aquellos que trabajan la tierra y al ecosistema. Apostar por lo que el movimiento internacional de La Vía Campesina llama la “soberanía alimentaria”, y recuperar la capacidad de decidir sobre aquello que comemos y cuando comemos.
Ana Bela Mercado Ascarrun
29/06/2023, 13:31:46El hambre mundial existente es un problema grave y urgente que necesita ser abordado de manera efectiva. El hecho de que millones de personas en todo el mundo sufran de hambre y malnutrición es una injusticia y una tragedia. El hambre no solo afecta el bienestar físico de las personas, sino que también tiene consecuencias profundas en la salud, el desarrollo cognitivo, la productividad económica y el potencial humano en general. Además, el hambre afecta de manera desproporcionada a las poblaciones más vulnerables, como los niños, las mujeres y las comunidades en situación de pobreza extrema. Para abordar el hambre mundial, es necesario implementar políticas y acciones a nivel global y local. Esto implica invertir en programas de seguridad alimentaria, agricultura sostenible, acceso equitativo a recursos y tecnologías agrícolas, y fortalecimiento de la resiliencia de las comunidades frente a desastres naturales y cambios climáticos.
Franco Elias Molina Caero
29/06/2023, 13:03:06Resalta la grave situación del hambre en el mundo, especialmente entre niños y mujeres en África. Menciona que a pesar de la producción suficiente de alimentos, el problema persiste debido a cuestiones políticas y la falta de redistribución adecuada de recursos. Destaca la necesidad de implementar políticas agrícolas y alimentarias centradas en las personas y la soberanía alimentaria, así como promover la justicia social a nivel global.
Camila Limpias Balcázar
31/03/2023, 18:07:40El hambre está amenazando de manera creciente la vida de millones de personas en todo el mundo y, entre ellas, muchos niños y niñas de países como Sudán del Sur, Yemen, Etiopía y Madagascar, preocupan especialmente por las condiciones en las que se encuentran, con unos alarmantes niveles de desnutrición infantil.
Camila Limpias Balcázar
31/03/2023, 18:07:40El hambre está amenazando de manera creciente la vida de millones de personas en todo el mundo y, entre ellas, muchos niños y niñas de países como Sudán del Sur, Yemen, Etiopía y Madagascar, preocupan especialmente por las condiciones en las que se encuentran, con unos alarmantes niveles de desnutrición infantil.
Luis Alberto León Arce
04/11/2022, 15:49:06¿Por qué el hambre es un problema? Son el resultado de haber excluido a millones de personas del acceso a bienes y recursos productivos, tales como la tierra, el mar, el agua, las simientes, la tecnología y el conocimiento. Son, ante todo, consecuencia de las políticas económicas, sociales y comerciales a escala mundial, regional y nacional. Es luchar por transformar comunidades Más de 700 millones de personas, o el 10 % de la población mundial, aún vive en situación de extrema pobreza, con dificultades para satisfacer las necesidades más básicas, como la salud, la educación y el acceso a agua y saneamiento, por nombrar algunas.