ElPozo es una empresa española líder en el sector alimentario, especializada en la producción de productos cárnicos frescos y procesados. Fundada en 1954, se ha consolidado como una marca reconocida por su compromiso con la calidad, la innovación y la seguridad alimentaria. Controla toda la cadena de valor, desde la crianza de los animales hasta la distribución, garantizando productos confiables y saludables. Además, ha diversificado su oferta con líneas saludables, alimentos listos para consumir y productos premium, exportando a más de 80 países. Su apuesta por la sostenibilidad y el desarrollo tecnológico la posiciona como referente en la industria.
El cliente de ElPozo piensa en la calidad y seguridad de los alimentos que consume, priorizando productos que sean saludables y confiables para su familia. A nivel emocional, siente la necesidad de conectar con marcas que demuestren compromiso con el bienestar animal y la sostenibilidad ambiental, aspectos que generan confianza y le hacen sentirse responsable en sus elecciones de compra.
El cliente escucha recomendaciones de familiares y amigos sobre la calidad y el sabor de los productos de ElPozo, además de mensajes publicitarios que refuerzan la percepción de innovación y compromiso ético de la marca. También está expuesto a conversaciones en redes sociales donde se discuten temas como sostenibilidad y calidad alimentaria, elementos que moldean su percepción de las marcas
El cliente observa un mercado competitivo lleno de opciones en productos cárnicos y alimentarios, donde las tendencias están orientadas hacia etiquetas transparentes, alimentos prácticos y saludables, y un enfoque en la sostenibilidad. También percibe publicidad que destaca la frescura y la responsabilidad ética de las marcas, lo que lo influye al momento de tomar decisiones.
Cuando el cliente habla sobre sus experiencias con productos de ElPozo, tiende a compartir opiniones positivas si está satisfecho con el equilibrio entre calidad, precio y conveniencia. Además, busca opciones que se adapten a su estilo de vida moderno y valora la practicidad de los alimentos, especialmente cuando estos cumplen con sus expectativas de frescura y buen sabor.
El cliente se frustra con precios elevados que no reflejan una calidad proporcional. También le genera desconfianza la falta de claridad en el etiquetado o en las prácticas de sostenibilidad que las marcas declaran. Otra frustración es la limitada oferta de opciones prácticas y saludables en ciertos productos.
El cliente se siente motivado al encontrar productos que equilibran calidad, precio y sabor. Le alegra descubrir marcas que apuestan por la sostenibilidad y que le permiten sentirse parte de una solución global al consumir de manera responsable.