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La Gran mentira de la Educación por Competencias

  • 30/10/2014
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La educación por “competencias” que deriva de la competividad, ser competente para alcanzar el mejor sitial, pretende presentarse como una pedagogía de “última generación” capaz de salvar al sistema capitalista de su crisis y a las nuevas generaciones del desempleo. Es el concepto mágico al que se apegan los ministerios de educación para justificar las reformas educativas ordenadas e impuestas por el Banco Mundial, la OCDE, la UNESCO, IESALC, OIT, OEI, OMC. Éstas responden a la misma lógica de las imposiciones del FMI, del BM, del BID, de USAID. No hay diferencia alguna que las pueda distinguir. Todas surgen, a su vez, de una única matriz: la ONU. Y todas responden a las expectativas del lucro, el egoísmo y la corrupción. De esta orientación no se sustrae ninguno de los propagandistas a sueldo de las cátedras UNESCO, incluyendo la de Morin y su “pensamiento complejo”, la de Delors y sus cuatro saberes. Para estos mercantilistas de la postmodernidad, la educación por competencias se mide en el desempeño. Éste, dicen, es la puesta en juego de los recursos de que dispone un sujeto cuando lleva a cabo una actividad. Esto es, sin que le importe el significado y sentido de la misma, pero sí el ingreso que represente. La competencia, se mide por el ingreso (sueldo o salario). Bien desde la era industrial, las grandes industrias han buscado la mano de obra más barata a nivel mundial, y pensaron que debían cambiar la forma de enseñar a las nuevas generaciones para ocupar los puestos de trabajo es decir ser competentes, así encontraron en Asia los mejores estudiantes de este sistema y por ende los mejores trabajadores. La formación por competencias al interior de relaciones mercantilistas que privilegian el lucro, es una formación en procura de mejores ingresos para satisfacer demandas que son exacerbadas todos los días las 24 horas, los 365 días del año, sin interrupción. Las instituciones de formación mejor posicionadas en el mercado, son precisamente las que ponen el énfasis en el adiestramiento del sujeto para lo que debe hacer en condiciones en las que el desempeño sea relevante. Lo difícil es que ese estudiante tenga una fuente laboral, por otro lado no existe una relación entre la Industria y las Universidades, que posibiliten las fuentes de trabajo para introducir a esas personas que han sido capacitadas por competencias.

Bajo este criterio, para determinar si un individuo es competente, o no, debe tomarse en cuenta la realidad empresarial o laboral donde ponga a prueba su desempeño, en lugar de la realidad social y su

Por otro lado estamos hablando del “saber hacer”, ¿Qué aprendieron en los cursos? que sepan hacer para ponerlo en práctica. Según Nico Hirtt, pedagogo belga dirigente del grupo Appel pour une Ecole Démocratique (APED), la pedagogía de las competencias nace del “constructivismo filosófico” (también llamado radical o epistemológico o “relativismo”) no del “constructivismo pedagógico” de Piaget, Vygotsky y Freinet. Para el constructivismo filosófico, la realidad depende de la construcción mental del observador, la cual, a su vez, se basa en las experiencias personales. De manera que para esta perspectiva la ciencia no busca la “verdad”, ni el conocimiento “objetivo”, porque existen tantas verdades como observadores haya. Para Piaget y Vygotsky, la existencia del mundo real u objetivo no estaba cuestionada. La pedagogía debía llevar al estudiante hacia el conocimiento (como fin último de la educación) mediante una serie variada de técnicas en la que el educando es ente activo para que vaya “construyendo” ese conocimiento a partir de experiencias concretas y compresibles para él: “los conceptos se adquieren más fácilmente y más eficazmente cuando durante el aprendizaje el educando pasa por un proceso de re-construcción de conocimientos, por su participación en un proceso hipotético y deductivo”, dice Hirtt. La pedagogía de las competencias se resume en sus tres pilares: saber ser (comportamiento), saber hacer (habilidades) y saberes (conocimientos). Dividen las competencias en tres niveles según las capacidades que se entregan al educando: Básicas (efectividad personal), genéricas (mayor empleabilidad) y específicas (dominio funcional de un área). En la universidad no existe un sistema de calificaciones en base a competencias. Existen muchos problemas para aplicar las competencias, como son: desde el punto de vista del profesor (no elabora materiales y contenidos propios orientados a la competividad, llega tarde, no avanza la clase, no sabe de tecnología, aplaza a más del 60% u 80% de los estudiantes, no investiga), desde el punto de vista del alumno, disciplina (no llega temprano al aula, no entrega puntualmente los trabajos, hace postergar los exámenes), compromiso (no participa en el proceso de enseñanza aprendizaje, no participa de las dinámicas de grupo, no investiga), siempre busca excusas (sinónimo de la Cultura de un país), las competencias son para gente competitiva, deberías preguntarte si saliste de la mediocridad para ser competente. Es por esta razón que la educación por competencias nos hace creer, sin saberlo, que aplicamos una nueva forma de educación y eso para nosotros es una mentira porque no aplicamos.

1 Comentarios

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Antonio Nicolas Suarez Vargas

 30/06/2023, 14:06:40

El enfoque de aprendizaje por competencias ha sido objeto de debate en el ámbito educativo. Aunque tiene sus defensores y beneficios potenciales, también se le han atribuido algunas críticas y desventajas. Tiene críticas que resaltan las posibles limitaciones y desafíos que deben ser abordados para un enfoque educativo equilibrado y completo. Entonces: ¿Qué tan "competetitivos" se estan formando los estudiantes?